jueves, 28 de agosto de 2008
Donde el corazón te lleve
Había en mi un profundo sentimiento de lealtad, y esa lealtad me decía que jamás, jamás, podría enredar a un hombre. Pensaba que algún día encontraría a un joven con quien pudiera hablar hasta bien entrada la noche sin cansarme; hablando u hablando nos daríamos cuenta de que veíamos las cosas de la misma manera, de que experimentábamos las mismas emociones. Entonces nacería el amor, se trataría de un amor profundo fundado en la amistad, en la estima, no en la facilidad del enredo.
Donde el corazón te lleve
Susanna Tamaro
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